miércoles, 18 de abril de 2012

Los pecados del señor obispo




No han caído en saco roto todas las palabras del obispo de Alcalá de Henares, Juan Antonio Reig. Sus arremetidas contra los homosexuales en un acto religioso televisado el pasado Viernes Santo han causado la denuncia ante los tribunales de dos asociaciones -Federación Estatal de Lesbianas, Gais, Transexuales y Bisexuales y el Colectivo de Gais de Madrid- por "provocación a la discriminación y al odio". Pero las vertidas sobre las mujeres han pasado casi de puntillas. Aunque incluyan el insomnio entre las secuelas del pecado de aborto y la entrega de favores sexuales al jefe "para permanecer en el empleo". Aunque ellas también puedan ser -y algunas sean- homosexuales.


El obispo, que se explayaba sobre el pecado ante las cámaras, puso entre otros ejemplos el de una jovencita embarazada "seducida y tentada" a interrumpir la gestación. "Cuando va a abortar a la clínica sale destruida, porque ha destruido una vida inocente y se ha destruido a sí misma". A partir de ahí, a muchas de las que han dado semejante paso les esperan "años y años de sufrimiento". "Muchas no pueden dormir, porque el pecado lleva como paga la destrucción de la persona", añadió. Largos efectos secundarios, insomnio incluido, que para esto no debe de haber somníferos.


Pero como lo pecaminoso da para mucho y el prelado conoce a mucha gente, se refirió a múltiples casos de seres humanos "arrastrados al vicio y al pecado por una situación de precariedad". Por ejemplo, "mujeres que, por el engaño de sus jefes, les han dado favores sexuales para permanecer en el empleo o subir más arriba". Las que pecan son ellas, no quien quiere despedirlas o favorece el ascenso por la vía sexual. Este acoso en el trabajo, quizá no sea pecado, pero sí está castigado en el Código Penal. Quizá resultaría evangélico preguntarse por las injusticias que padecen muchas mujeres en el mundo laboral: más dificultades de acceso, menores sueldos, peores contratos... Pero de eso no suelen tratar las homilías.


En algo sí equiparó el prelado Reig a hombres y mujeres a la hora de pecar. En el adulterio, también en el lugar de trabajo por cierto. Ese empleado casado que conoce a otra empleada -o viceversa-, ambos sienten atracción y "pueden llevar todo un proceso de vida conyugal". Lo que para algunos es un ligue, o un cambio de pareja en serio, para el obispo es "un engaño, una injusticia", algo que "destruye el matrimonio y a la misma persona". Ni aborto, ni divorcio: nada nuevo en la doctrina católica. Lo que va contra su norma moral, destroza al infractor y a su entorno: es la esencia del pecado, según Reig.

El Consejo de RTVE ha protestado por las palabras del obispo de Alcalá, emitidas por la televisión pública, aunque sin unanimidad -PP y CiU abandonaron la sala para no reprobar al prelado-. El peso de la crítica estaba en las afirmaciones homófobas del obispo, que asoció homosexualidad -solo se refirió a la masculina- y prostitución. Lo de las mujeres parece no haber inquietado a casi nadie.Pero, pequen o no, son más de la mitad de la población y el 0% de los sacerdotes.


FUENTE: http://blogs.elpais.com/mujeres/2012/04/los-pecados-del-senor-obispo.html

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